“UNA LIBERTAD A LA QUE LLAMAMOS INDEPENDENCIA”

¿Por qué confiamos a nuestros mayores a un terapeuta ocupacional?,  ¿qué es lo que nos preocupa, de nuestro familiar; una fractura de cadera?, ¿Alzheimer? ,¿Parkinson?, ¿secuelas tras un ictus?,  ¿Falta de relaciones sociales?, ¿Cómo mantener activo de manera terapéutica a mi familiar?.

Todos en algún momento de nuestra vida nos podemos encontrar con una persona de tercera edad; familiar, amigo, conocido… al que queremos cuidar y darle todo lo mejor deseando lo primero para él; “una libertad a la que llamamos independencia”, esa independencia en una persona se encuentra en las cosas del día a día; levantarte de la cama, quitarte el pijama, ducharte, abrocharte un botón, atarte los cordones, subirte la cremallera del abrigo, llevarte el tenedor a la boca sin problemas, sujetar las cartas en esa partida de póker, planificar sus actividades de ocio y muchas más cosas que nos rodean de autonomía.

Existen dos decisiones que habitualmente suceden cuando hablamos de terapia ocupacional: Tener miedo a tratarlo y sobreprotegerlo quitándole esa parte de libertad o pedir ayuda a un profesional especializado que ha tenido su formación específica.

Ahora bien, sabemos y definimos Salud como una situación de de bienestar físico, psíquico y social.  Existe un profesional que se dedica a estas situaciones del día a día mejorando su bienestar tanto físico, psíquico y social.

Este profesional  es el Terapeuta Ocupacional.  El terapeuta Ocupacional  tiene una visión holística de la persona con unos fines específicos de rehabilitación, mantenimiento y enlentecimiento de los procesos asociados a una enfermedad,  así como de las posibles adaptaciones que pueda precisar la persona en su día a día como pueden ser en enfermedades neurodegenativas tipo Alzheimer, Parkinson, Cuerpo de Lewys o bien por secuelas posteriores a un Ictus,.

En el Centro de día Salus Mayores en Pozuelo de Alarcón , El terapeuta ocupacional valora con criterio a través de escalas de evaluación, obtiene resultados acerca de las necesidades de la vida diaria y elabora un plan terapéutico para la independencia de la persona interviniendo en la  propia persona. Además de ofrecer un asesoramiento al cuidador, recomendar y pautar los productos de apoyo necesarios según sus necesidades y estimar las adaptaciones precisas en caso de existir barreras arquitectónicas que puedan interferir en la independencia de la persona con el objetivo de facilitar su día  a día.

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