¿Qué es un accidente cerebrovascular?

Un accidente cerebrovascular (ACV) ocurre cuando se interrumpe el flujo de sangre en el cerebro debido a la obstrucción de una arteria o a su rotura. Debido a esto, si la zona que irriga la arteria se queda sin sangre durante mucho tiempo, las células de esa zona pueden morir, lo cual ocasiona un daño permanente en dicha zona.

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Podemos clasificar los ACV en dos grupos principales:

  • Hemorrágico: son menos frecuentes, pero su impacto es menor. Se produce cuando existe un sangrado masivo en el cerebro.
  • Isquémico: son más frecuentes y su impacto es mayor que los hemorrágicos. Ocurren cuando se obstruye un vaso sanguíneo.

Dependiendo del territorio que inerve la arteria implicada, se verán afectadas distintas zonas del cerebro. Debido a esto, las secuelas son muy variadas y pueden ir desde únicamente problemas motores hasta dificultad para hablar o percepción de sensaciones anómalas.

Por otra parte, el pronóstico de cada ACV es distinto, ya que depende de varios factores:

  • Zona afectada del cuerpo.
  • Zona dañada del cerebro.
  • Tipo de ACV.
  • Rapidez a la hora de aplicar el tratamiento.

¿Cómo podemos tratar la movilidad de la zona afectada?

Una de las posibles formas de tratar las secuelas motoras del ACV es mediante la terapia de espejo. Es un tipo de terapia Bottom-up, es decir, damos nosotros un estímulo concreto para que predomine sobre la elección de la persona que lo recibe.

Esta terapia consiste en provocar una ilusión visual, táctil y cinestésica del hemicuerpo afecto en el cerebro. De esta forma llega la información a las áreas afectadas y se pueden estimular para evitar su inactividad.

Para llevarla a cabo, colocamos un espejo en la línea media de la persona para poder dividir el cuerpo en izquierda y derecha. Si queremos tratar por ejemplo el brazo derecho, el brazo que reflejaremos en el espejo será el izquierdo y crearemos la ilusión del derecho.

Cuando pidamos un movimiento, la persona deberá realizarlo con ambos brazos, pero se fijará en el brazo izquierdo reflejado en el espejo. De esta forma, en el cerebro se generará la ilusión de que el brazo reflejado es el verdadero y se crearán nuevas conexiones que nos ayudarán en su recuperación.

Por lo tanto, cuando realicemos nuevamente un movimiento con el brazo derecho, este movimiento empezará a realizarse con mayor efectividad.

¿Durante cuánto tiempo debemos realizar la terapia?

Aunque existen múltiples posibilidades, según distintos autores, lo mejor es guiarse por la tolerancia y resistencia de cada persona. No obstante, debe plantearse como una terapia intensiva que se realice todos los días durante mínimo 5-8 semanas para poder ver los resultados.

De la misma forma, se empezará con ejercicios sencillos y repetitivos hasta que se pueda aumentar de forma gradual la dificultad de los mismos.

Sin embargo, aunque esta terapia es eficaz, no debemos usarla como un único tratamiento, sino que debemos combinarla con otras terapias para poder potenciar los efectos beneficiosos de todas ellas.

Algunos ejemplos de otras terapias serían:

  • Terapia asistida por robots.
  • Electroestimulación.
  • Tareas orientadas a la manipulación de objetos.

 

Inés Herrero Fernández

Fisioterapeuta Salus Mayores

N.º colegiado: 018191

 

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