Las técnicas de relajación son unas de las técnicas más utilizadas en la neuropsicología para mayores, ya que han demostrado poseer una gran eficacia y efectividad en sus aplicaciones, incluida en la intervención con personas mayores.
Dentro de ellas existen varios tipos, como la relajación progresiva o autógena.
La reducción de estos niveles de activación suele ser uno de los objetivos terapéuticos más frecuentes, siendo de gran relevancia en algunas de las patologías más repetidas en la práctica clínica, como los trastornos de ansiedad, los trastornos somatomorfos, el dolor crónico, el estrés, la depresión, los trastornos del sueño, el control emocional, el control de impulsos, etc. Además, pueden utilizarse sin necesidad de paliar un déficit específico en el paciente, de forma que son útiles también para mejorar la calidad de vida de las personas. Presentan una gran facilidad y rapidez de entrenamiento y aplicación, lo que permite a los pacientes identificar las ganancias terapéuticas ya desde las primeras sesiones y aprenderlas de forma autónoma con el fin de que más tarde puedan aplicárselas ellos mismos sin necesidad del terapeuta.
A nivel cognitivo, la aplicación de estas técnicas aporta enormes beneficios para la salud mental de las personas. Estas proporcionan una mayor oxigenación del cerebro, activando ambos hemisferios y dando lugar a numerosas ventajas entre las que se encuentran un aumento en la capacidad de concentración, una mayor creatividad, un aumento del nivel de consciencia, una mejora de la memoria o una mayor capacidad de aprendizaje, entre otras.
Las ventajas de la relajación no solo se observan a nivel cognitivo sino también a nivel físico, ya que los beneficios comprobados de forma científica de estas técnicas son numerosos, ya que disminuyen la presión arterial y el ritmo cardiaco, regulan la respiración aportando un mayor nivel de oxígeno al cerebro y a las células de nuestro cuerpo, estimulan el riego sanguíneo, disminuyen la tensión muscular, reducen los niveles de colesterol y grasas en sangre y refuerzan el sistema inmunológico.
Por tanto, ayudar a relajar nuestra mente es de vital importancia para conseguir relajar también todo nuestro cuerpo, de manera que funcione de forma más efectiva y nos ayude a enfrentarnos de manera eficaz a las tareas del día a día, evitando el desarrollo de problemas crónicos futuros. Esto es de vital importancia en los centros para personas mayores, en las que el dominio de estas técnicas permitirá lograr un envejecimiento más activo y saludable.
Autor: Paula de Cos