Uno de los motivos de consulta más frecuentes informados por los mayores y sus familiares a la hora de acudir a nuestro servicio de neuropsicología para mayores en Madrid son episodios en los que las personas mayores se sienten confusas, desorientadas o perdidas, incluso en lugares familiares realizando la rutina cotidiana.

Gran parte de esta confusión y desorientación puede atribuirse a los problemas de memoria. Sin embargo, la demencia también puede generar cambios a nivel emocional y de conducta. La deambulación sin objetivo aparente e incesante es un ejemplo de estas conductas alteradas. Estas conductas, unidas a los fallos de memoria, pueden provocar que las personas afectadas no recuerden quiénes son, su nombre, los nombres de sus familiares ni sus datos de contacto o a dónde se dirigían en primer lugar. Aunque esto puede suceder en cualquier etapa de la demencia, tiende a darse más frecuentemente en la fase moderada y severa y con frecuencia se debe a la incapacidad para reconocer lo que un día les fue familiar y formaba parte de su rutina cotidiana.

Cuando esta deambulación se da en entornos supervisados no es necesariamente dañina, pero puede generar problemas de seguridad peligrosos que generan gran malestar a los cuidadores al tratar de manejar estas situaciones.

Aunque la deambulación puede parecer aleatoria, puede tener un propósito para la persona con deterioro cognitivo. Por ejemplo, puede estar buscando algo o a alguien del pasado que ya no forma parte de su vida o iniciar rutinas pasadas que ya no realiza (por ejemplo, ir al trabajo), o ser una manifestación de estrés o miedo ante un entorno con exceso de estimulación (ruido, muchas personas…).

Los siguientes tips pueden reducir el riesgo de deambulación y ayudar a la persona con deterioro cognitivo:

  1. Estructurar su día con una rutina consistente.
  2. Ofrecer actividades estimulantes (jardinería, música, ejercicio físico o películas) para reducir el aburrimiento.
  3. Asegurarnos de que la persona esté bien alimentada, bien hidratada y utiliza el baño a intervalos regulares. La deshidratación puede provocar delirio y confusión.
  4. Crear un espacio seguro para deambular en su casa (libre de obstáculos u objetos peligrosos) o salir a caminar con la persona si su estado lo permite.
  5. Mantener objetos como llaves, sombreros y abrigos fuera de la vista, ya que pueden provocar el deseo de salir de casa.
  6. Brindar supervisión continua, especialmente en entornos nuevos o en lugares desconocidos.
  7. Utilizar alarmas o timbres en las puertas de los dormitorios y en las puertas exteriores para recibir una alerta cuando se abran las puertas (por ejemplo, un carrillón de viento que suene al abrir la puerta que conduce al exterior).
  8. Evitar los lugares concurridos.
  9. Crear y asegurarnos de que la persona lleva un brazalete/carta de identificación con sus datos personales e información de contacto de un familiar para que puedan ser utilizados en caso de pérdida en la calle.
  10. Hablar con sus vecinos y a otras personas del entorno haciéndoles saber que nuestro ser querido tiende a deambular. Ofrecer una fotografía reciente para que puedan estar atentos a ella si sale.
  11. Considere si sería útil y necesario un GPS o un dispositivo de seguimiento en caso (algunos teléfonos inteligentes permiten esta opción).

Para evitar deambulaciones inseguras, trate de reconocer las causas del comportamiento y la hora del día en que se produce la deambulación, intervenga participando en actividades significativas y brindándole seguridad. Si la persona con demencia está buscando a un familiar o amigo del pasado, en lugar de explicar la ausencia, intentar redirigir el deambular manteniendo una conversación sobre esa persona y/o ese período de tiempo.

Autor: Alba González Quevedo

Contactanos
¿Necesitas ayuda?