Hoy vamos a aprender cómo puede ayudar la fisioterapia para mayores a las personas con Alzheimer. La enfermedad de Alzheimer es una demencia degenerativa primaria que constituye la causa más frecuente de demencia en la vejez. En esta enfermedad se produce una pérdida lenta y progresiva de la memoria a corto plazo y también se deterioran algunas funciones cognitivas como el lenguaje (afasia), la percepción (agnosia), las habilidades motoras (apraxias), la capacidad de adquirir nuevos aprendizajes, la solución de problemas, el pensamiento abstracto  y el juicio.

La fisioterapia no influye en la evolución  e irreversibilidad de la demencia pero sí juega un papel decisivo en el tratamiento del Alzheimer. Además, aproximadamente el 53% de estas personas también presentan patologías osteo-musculares, patologías respiratorias, alteraciones vasculares periféricas, diabetes… cuya sintomatología puede verse reducida con un tratamiento de fisioterapia adecuado.

5 objetivos fundamentales en los que se basa el tratamiento fisioterapéutico  en las personas con Alzheimer:

  1. Mejora de la calidad de vida del paciente, normalizando para ello las funciones senso-motoras.
  2. Prevención de las complicaciones que surgen en el curso de la enfermedad. Es especialmente importante en la fase de encamamiento.
  3. Optimización de las capacidades físicas y psíquicas que no sufren afectación, así como mejora de las que sí se hallan deterioradas.
  4. Mantener el mayor tiempo posible la independencia funcional del paciente, con especial hincapié en la conservación de la deambulación.
  5. Mejora de las enfermedades intercurrentes que suelen estar presentes en el anciano por su senectud.

En función de la fase en la que se encuentre el paciente los objetivos y las técnicas de fisioterapia serán diferentes:

  • Fase I: En esta fase el tratamiento tiene como principales objetivos el retrasar la pérdida de capacidades físicas del paciente, así como de la independencia funcional, ya que no es posible evitar la instauración de la enfermedad. Algunas técnicas que se pueden emplear en esta fase son ejercicios de relajación, ejercicios respiratorios, ejercicios activos individuales o en grupo, normalización del equilibrio, trabajo en bipedestación y durante la marcha, entrenamiento de las actividades de la vida diaria, prevención de deformidades, fortalecimiento muscular, estiramientos, hidroterapia, etc.
  • Fase II: en esta fase el deterioro cognitivo y físico es mayor, aumentan los déficits sensoriales, bradicinesia, disquinesia, desorientación espacio-temporal, impotencia funcional, desmotivación, tienen más dependencia de la ayuda externa para la mayoría de tareas cotidianas, disminuye la capacidad de respuesta frente a estímulos, la capacidad respiratoria, la actividad voluntaria y la independencia funcional. La fisioterapia en esta fase debe trabajar el mantenimiento de las capacidades residuales mediante la repetición de todo tipo de actividades elementales, como son los automatismos, y en especial las actividades de la vida diaria. Se intensifican los ejercicios de corrección de las deformidades y control postural, se trabaja el esquema corporal, el reconocimiento del propio cuerpo y resulta fundamental mantener la marcha para retrasar todo lo posible las complicaciones de la inmovilidad.
  • Fase III: El deterioro cognitivo es muy grave, hay que retrasar en lo posible el encamamiento del paciente ya que comporta importantes complicaciones de salud: úlceras por presión, deformidad articular, atrofia muscular, alteraciones circulatorias, metabólicas, urinarias y complicaciones respiratorias. La prevención de estas alteraciones secundarias por la inmovilización, cuando el encamamiento se hace inevitable, será el objetivo primordial de la fisioterapia en esta fase. Se realizan movilizaciones articulares pasivas a diario globales y analíticas, movilizaciones activas o activo-asistidas, cambios posturales, masoterapia circulatoria y trófica, masaje abdominal contra el estreñimiento, fisioterapia respiratoria y enseñanza de higiene postural y ergonomía al cuidador del paciente con Alzheimer.

Autor: Juan César Alia Villas

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