Las personas mayores que han sufrido un ACV (accidente cerebrovascular) se encuentran con muchas limitaciones, entre ellas: alteraciones cognitivas, emocionales, trastornos de la comunicación, dolor, espasticidad, fatiga, limitaciones de la movilidad y actividades de la vida diaria (AVD), incontinencia urinaria, aislamiento social. Por ello, desde Salus mayores se hace un abordaje transdisciplinar trabajando todos los componentes desde cada una de las áreas especializadas.

En concreto, desde terapia ocupacional se enfoca el tratamiento a la rehabilitación y reentrenamiento de los problemas ocupacionales que se van encontrando en su día a día y que dificulta que puedan seguir con la rutina que llevaban con anterioridad. Dependiendo de las características y habilidades de la persona, las demandas de la actividad y el contexto se pueden dar diferentes enfoques de tratamiento:

  • Creación o promoción de la salud.
  • Establecer, restaurar, mantener o modificar determinadas destrezas y/o patrones de desempeño.
  • Prevenir para evitar la aparición o evolución de las barreas para el desempeño en el contexto.

Algunas de las pautas que seguimos desde el departamento de terapia ocupacional para el tratamiento son:

En primer lugar, intentamos que las sesiones sean organizadas con la persona para poder adaptarnos lo máximo posible a sus necesidades y prioridades en su proceso de rehabilitación.

En segundo lugar, algunos objetivos generales que nos proponemos son:

  • Fomentar la mayor autonomía para el desempeño de las ABVD (actividades básicas de la vida diaria) y AIVD (actividades instrumentales de la vida diaria) mediante su reentrenamiento mediante diversos abordajes. Uno de los más utilizados y con mayor evidencia científica es el abordaje basado en el control motor orientado a actividades, donde nos centramos en la persona, para capacitar al sujeto de manera activa para la rehabilitación del movimiento a través de la realización de las actividades de la vida diaria mediante el empleo de objetos y entornos lo más reales o parecidos a su entorno habitual participando en actividades significativas (Sánchez-Cabeza, A.,2011).
  • Reducir déficits sensoriomotores para mejorar su desempeño ocupacional. Para ello, en ocasiones utilizamos actividades propositivas y de esta forma trabajar determinados componentes que favorecerán un buen desempeño en las AVD.
  • Mejorar componentes cognitivos.
  • Adaptación/ graduación de las actividades, dificultando o facilitando las mismas.
  • Recomendación de productos de apoyo. Algunos ejemplos son: para la alimentación (mantel antideslizante, engrosadores de cubiertos, cubiertos con mangos, vaso nosey..); para la ducha (grifos con caño más largo, adaptación de palanca, lavabos regulables en altura, tablas de bañera, asientos y sillas de ducha); para el aseo personal (peines o cepillos con mango largo curvado o angulado, cortuñas fijados a la mesa, cortaúñas de lupa, tijeras de mango largo, cepillos de mango largo…) y durante el vestido (perchas de mango largo, calzadores de mando largo, zapatos de velcro, abrochabotones, ganchos para acercar las prendas de vestir…);

Por último, vamos haciendo re-evaluaciones de forma periódica para ver si los objetivos se han cumplido y proponer nuevos objetivos con las nuevas necesidades de la persona.

Autor: Andrea Prieto García

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