Parece que la tendencia habitual es que cuanto más mayores nos hacemos menos nos apetece que lleguen estos días que descontrolan nuestras rutinas.
Quizá la explicación sea que en la Navidad se intensifican los recuerdos de aquellas personas que ya no están, los mayores por tener una larga vida se han tenido que enfrentar a la despedida de seres queridos en varias ocasiones y en estos días es posible que se sientan más solos ante el recuerdo de los que no están presentes: pareja, padres, amigos… Esto es motivo para que le mostremos más comprensión. Por suerte son también unas fechas para el cariño y la expresión del amor que sentimos hacia ellos.
Utilizar estas herramientas junto con los recuerdos de ilusión acerca de cómo vivían la Navidad cuando eran pequeños o cuando sus hijos eran pequeños transformaran esos sentimiento de melancolía y soledad en unos días de felicidad también para nuestros ancianos. En el caso de vivir en casa con mayores con demencia, a menudo los cambios asociados a sus rutinas son motivo de enfado y agitación. Esto no es así para todos, pero puede ocurrir, si el mayor con demencia presenta miedo o rechazo hacia las luces de navidad o la decoración recomendamos que estos elementos no se utilicen en casa. Asi como no cambiar el orden habitual de los muebles por hacer hueco al árbol o al Belén, esto puede provocar desorientación y tropiezos o caídas en casa. En la medida de lo posible es recomendable que en esto días el mayor no cambie sus rutinas de sueño y comida, mantener su entorno estable y sin cambios es la mejor forma de actuar para reducir agitación en caso de que aparezca. Y como siempre, el cariño la mejor forma de reducirlo.
Feliz Navidad para nuestros mayores con demencia vascular.