Las úlceras por presión UPP son lesiones que se producen en la piel, secundarias a un proceso de isquemia (disminución de la circulación de la sangre), que afectan a las distintas capas de la piel: dermis, tejido subcutáneo, músculo, e incluso llegando en ocasiones hasta articulaciones y huesos.

Las UPP (Úlceras Por Presión) conllevan un gran de deterioro en el nivel de salud y calidad de nuestros mayores, presentan una gran prevalencia e incidencia, y en la mayoría de los caso su manejo se encuentra en desconocimiento e implica una dificultad añadida. Por ello, desde nuestros centros de día en Madrid, queremos aportarle información básica, ya que el 95% de los casos se pueden evitar mediante una correcta prevención.

Factores que influyen en la aparición de UPP

Podemos dividir los factores que influyen en la aparición de UPP en dos:

  • Factores internos
    • Edad.
    • Alteraciones nutricionales.
    • Alteración de la sensibilidad (no percepción del dolor).
    • Alteración del estado mental o nivel de conciencia.
    • Alteración inmunológica.
  • Factores externos
    • Inmovilidad física.
    • Humedad (incontinencia, sudoración, drenajes, exudado de heridas…)
    • Factores mecánicos y/o fricción.

Su aparición es frecuente en lugares donde encontramos prominencias óseas tales como las orejas, los hombros, omóplatos, codos, costillas, caderas, sacro, rodillas, talones, tobillos…

¿Cómo se pueden prevenir las úlceras por presión?

Existen tres bases imprescindibles para la prevención de su aparición en pacientes con alto riesgo

Cuidados de la piel

Se debe revisar todos los días el estado de la piel. Vigilar con más énfasis las zonas de prominencias óseas (nombradas previamente).

Mantener la piel siempre limpia y seca.

Lavar la piel con agua tibia y jabón de pH neutro, aclararla con agua tibia y secarla sin fricción.

Aplicar crema hidratante o aceite (el aceite se aplica con la piel húmeda. Después secar. No aplicar en pliegues cutáneos, ni dar masajes intensos.

Poner apósitos protectores (espumas de poliuretano no adhesivas) en las zonas de más riesgo.

Mantener la ropa de la cama siempre limpia y sin arrugas. 

Ropa interior de algodón.

Movilización

Se deben realizar cambios posturales cada dos o tres horas a los pacientes encamados y si está en una silla, debe cambiar de posición por lo menos cada hora.

Mantener la alineación corporal y la distribución del peso.

No usar cojines en forma de rodete o anillo porque pueden favorecer las dificultades de aporte circulatorio. 

Evitar el contacto directo de las prominencias óseas entre sí, por ejemplo en las rodillas, utilizando almohadas.

Evitar el arrastre y las fricciones.

Nutrición

Corregir los déficits nutricionales.

Aumentar la ingesta de proteínas, vitaminas y minerales.

Asegurar una hidratación y mantener un estado de hidratación adecuado. 

Conoce nuestro servicio de atención a mayores.

Autor: Sara Beret Trancón

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