En este apartado del blog hablaremos de la rehabilitación del ictus y el tratamiento desde el inicio de sus síntomas, hasta la recuperación de las diversas funciones neurológicas afectadas.

Tratamiento del ictus

Desde que se produce y durante las primeras 48 horas a la aparición de un infarto cerebral, el paciente permanecerá en el centro hospitalario, donde se valorará su estado metabólico y neurológico.

El abordaje hospitalario debe comenzar a través de la movilización precoz de los diferentes segmentos afectos en el paciente, evitando posibles accidentes cerebrovasculares asociados o secundarios, además de la prevención de otros problemas surgidos del encamamiento.

El plan de rehabilitación debe estar constituido por la interacción del paciente y su familia con un equipo multidisciplinar formado por fisioterapeutas, enfermeras, psiquiatras, neurólogos, terapeutas ocupacionales, logopedas, auxiliares, ect. El equipo debe reunirse regularmente para identificar los problemas activos, definir las metas de rehabilitación más adecuadas, controlar el progreso y la planificación del alta.

Posterior al tratamiento en el medio hospitalario, durante las fases finales del periodo de convalecencia, surge la necesidad de continuación del tratamiento tanto en el domicilio como en diversos centros de recuperación neurológica, con el objetivo de minimizar el daño cerebral y físico, teniendo en cuenta que durante el primer año es el periodo clave de tratamiento de la patología, debido a que la plasticidad neurológica del cerebro permite grandes avances en la recuperación y resolución del ictus.

Junto a los problemas físicos y neurológicos surgen trastornos del lenguaje y de la deglución producidos por el ictus. La rehabilitación de la capacidad comunicativa del paciente debe realizarse con el apoyo del logopeda y neuropsicólogo, estableciendo como objetivos la expresión del paciente de sus necesidades, la lectura o la escritura, promoviendo estrategias compensatorias para manejar dicho trastorno y dotando a los familiares de herramientas de trabajo aplicables en el domicilio.

Por otro lado, el tratamiento fisioterápico debe sostenerse en tres pilares fundamentales: la recuperación funcional del miembro superior afecto, la marcha y obtener un buen control postural. Para ello debe establecerse fases y objetivos a corto, medio y largo plazo, fundamentados en una anamnesis, en una exploración física y neurológica, que nos permita establecer prioridades en el tratamiento, y un diagnóstico acertado.

Estas medidas generalmente establecen como objetivo primario la recuperación de las actividades de la vida diaria del paciente y en su reintegración social, con la mayor brevedad posible.

La fisioterapia como aliado para rehabilitarse de un ictus

El tratamiento fisioterápico para mayores  se constituirá a través de las diferentes técnicas musculoesqueléticas convencionales, eliminando diferentes rigideces, problemas vasculares, en la piel, o en la coordinación, siempre complementándose con la Fisioterapia neurológica.

Estas técnicas o conceptos de trabajo poseen evidencia científica, y son capaces de producir una rehabilitación eficaz en nuestros pacientes a través de la relajación refleja de los segmentos diversos segmentos corporales afectos, el aumento de la autonomía del paciente y el aumento del control postural y pélvico.

Existen muchos métodos de trabajo en Fisiosterapia Neurológica, siendo los más importantes, el Concepto Bobath (muy eficaz en el inicio del tratamiento de rehabilitación), el Concepto Voijta, Perfetti (centrado en la mejora del aprendizaje motor y cognitivo junto a elementos coordinativos), o el Concepto Castillo-Morales.

Finalmente, deben comprender que nuestra mejor herramienta de salud es la prevención, tanto en los problemas asociados al cerebro o musculoesqueléticos.

Una vida saludable basada en el ejercicio, en una dieta adecuada y evitar hábitos nocivos como el tabaquismo o el alcoholismo, puede reducir considerablemente las probabilidades de sufrir un episodio de ictus u otras patologías neurológicas graves.

Autor: Ricardo Santiago Rodríguez

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