La autonomía es la capacidad que tiene una persona de controlar, afrontar y tomar, por su propia iniciativa, decisiones personales acerca de cómo vivir de acuerdo con sus normas y preferencias propias, así como de desarrollar las actividades básicas de su vida diaria.
Muchas personas cuando llegan a la vejez van reduciendo esta autonomía, ya sea por factores físicos, psicológicos o contextuales, y se vuelven más dependientes de sus cuidadores. Muchas veces debido a las expectativas negativas y a los prejuicios edadistas que los cuidadores tienen sobre las personas mayores.
Desde el punto de vista de la psicología, es muy importante tener en cuenta las expectativas que se tienen sobre las personas mayores, ya que estas pueden actuar cómo profecías autocumplidas, que son expectativas o formas de ver una situación o una persona que hace que estas visiones, inicialmente falsas, se vuelvan verdaderas.
El papel de estas expectativas se puede ver reflejado de una forma muy sencilla con el Modelo de Little (1988), este modelo se basa en que debido a las expectativas negativas que tiene el cuidador sobre la persona mayor, estas van a hacer que el cuidador tenga un comportamiento sobreprotector con la persona cuidada, lo que provoca que disminuyan las oportunidades de que la persona mayor sea autónoma, disminuyendo las capacidades y deteriorando las habilidades de la persona cuidada, cumpliendo así esas expectativas iniciales del cuidador.
Cuando una persona mayor es autónoma y es capaz de hacer por sí misma actividades de la vida diaria como vestirse, alimentarse, asearse o ir a la compra entre otras muchas, sin necesidad de ayuda, hace que se sienta útil, mejorando su estado de ánimo, su autoestima y salud mental.
¿Qué se puede hacer para favorecer la autonomía de las personas mayores?
- Adaptar el entorno, mediante la instalación de barandillas y pasamanos, uso de picaportes de mango largo, adaptadores para los platos.
- Observa que puede hacer la persona mayor por sí misma.
- No hacer nada que pueda hacer la persona mayor por sí misma y ayudar solo en lo necesario.
- Preparar la situación: mantener rutinas y contar con la participación de la persona mayor.
- Favorecer la conducta autónoma y reforzar aquellas conductas autónomas realizadas.
Autor: Sara Beret Trancón