En Salus Mayores conocemos la importancia y beneficios que tiene la música en enfermedades como el Alzheimer, por ello, desde el departamento de Terapia Ocupacional, realizamos una vez a la semana una actividad basada en la estimulación cognitiva a través de la música.

Son numerosas las investigaciones neurocientíficas que ponen de manifiesto la relación, entre música y alzhéimer. Las melodías y las letras de las canciones ralentizan claramente la pérdida de memoria y mejoran el lenguaje.

El efecto en el cerebro es inmediato. Al oír la música, rápidamente despiertan del ensimismamiento que les invade, en muchos casos, reaccionan, lloran, ríen, se concentran y fijan la mirada perdida.

Las emociones se almacenan y gestionan en ciertas zonas del cerebro y son las últimas en desaparecer. La música va ligada a esas emociones, y va quedando grabada en el cerebro a lo largo de la vida de la persona. Varios son los estudios a este respecto que se han realizado en las últimas décadas sobre el cerebro musical. Además, la música produce efectos placenteros y libera dopamina, estimulando ciertas áreas cerebrales.

Cada enfermo con demencia es un mundo y las evoluciones son muy diversas derivadas de factores muy distintos y complejos, pero hay patrones comunes. En relación a los sentidos, lo primero que pierden es el olfato y lo último, casi siempre, es el oído.

Aunque pueda parecer magia que alguien cante pero no hable, posee una potente base científica. Las últimas áreas que se eliminan en un cerebro devastado por la enfermedad son dos: las encargadas de la memoria musical y las que permiten sentir emociones.

La música queda registrada en áreas diferentes de las del resto de recuerdos y mientras que todas esas zonas van llenándose de oscuridad, que se traduce en el olvido y deterioro cognitivo, la zona de almacenamiento musical se mantiene vívida con el paso del tiempo.

Los objetivos

Durante la aplicación de esta terapia, las personas mayores logran, según el grado de demencia, seguir las canciones, recordarlas, cantarlas o tararearlas, mover los brazos, bailar e, incluso, dependiendo de los casos, caminar. Está claro que se trabajan muchos aspectos motrices y cognitivos.

Los objetivos, entre otros, serán:

  • Incentivar los recuerdos.
  • Reducir el estrés, la ansiedad, la depresión, el dolor…
  • Estimular y mejorar el estado físico en general: presión arterial, frecuencia cardíaca, etc.
  • Promover y estimular la atención y otras funciones cognitivas.
  • Según los casos, estimular, animar o tranquilizar al paciente, etc.

¿Por qué utilizar la música como recurso terapéutico? La música tiene una serie de cualidades especiales, como son:

  • La música es inherente al ser humano.
  • Es un lenguaje no verbal muy conocido por todos.
  • Penetra en la mente y el cuerpo, estimulando los sentidos.
  • Evoca sentimientos y emociones.
  • Facilita respuestas fisiológicas. Puede acelerar o ralentizar la respiración, el ritmo cardíaco, reducir o demorar la fatiga, disminuir el dolor, modificar el tono muscular, aumentar el ritmo de las actividades voluntarias, etc.
  • Facilita respuestas psicológicas. Estimula la imaginación, facilita el aprendizaje, provoca estados de ánimo, anula el sentido de soledad, refuerza la personalidad, abre caminos de comunicación, etc.
  • Es una modalidad estética, flexible y adaptable a diferentes casos y circunstancias.
  • Su estructura y naturaleza intrínseca tiene la capacidad de auto organizarnos y de organizar al grupo.
  • Es la más social de todas las artes y tiene un componente lúdico importante.

 

En palabras de Fátima Pérez-Robledo, musicoterapeuta de la Fundación Alzheimer de España, “los recuerdos que más perduran son los que están ligados a una vivencia emocional intensa y justo la música con lo que está más ligada es con las emociones y la emoción es una puerta al recuerdo“.

Autor: Alba González Quevedo

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